El empeño que ponen ciertos presidentes de clubes en relacionar fútbol y política no deja de sorprenderme. Es muy lógico y lícito que el Sevilla y Del Nido estén orgullosos de ser andaluces y son libres de lucir el eslogan en sus camisetas, pero el tema huele mal cuando coincide que van al Camp Nou, y todavía más tras las desafortunadas palabras de Duran i Lleida en las que llamaba vagos a los andaluces. El presidente sevillista tiene que recordar que el Barcelona es un club de fútbol totalmente independiente de opiniones generadas por un político, y que un estadio de fútbol no es un lugar de reivindicación.
En todo caso lo de Del Nido no es un caso para nada aislado. Nos hemos encontrado mas casos en los que se utilizan los clubes como armas políticas o representantes de ciertas ideologías. ¿Quién no ha escuchado alguna vez que el Madrid es el equipo del franquismo o que el Barça y el Athletic son equipos que representan al nacionalismo o al independentismo? Todo eso es consecuencia de presidentes de clubes y políticos que han mezclado ambos mundos para beneficio propio. Jesús Gil utilizó al Atlético de Madrid para llegar a ser alcalde de Marbella. Laporta utilizó al Barça para dar el salto a la política y Guardiola en uno de sus escasos patinazos criticó la mala actuación arbitral porque“ somos un equipo que pertenece a un pequeño país independiente”. Ahora le toca el turno al presidente del Sevilla.
Pocas cosas levantan mas pasión que el fútbol, y una de esas cosas es la política. Mezclar ambos es como juntar pedernal y eslabón, sabes que la chispa va a saltar en cualquier momento. Por ese motivo es esencial que la gente que dirige los clubes, así como los políticos, sean los primeros que aprendan a separar una cosa de la otra y den ejemplo a la ciudadanía.
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