La llegada de Luis Suárez al Liverpool ha borrado y llenado por completo el vacío que dejó Torres en el corazón de The Kop, y lo ha conseguido en apenas dos meses. El partido del uruguayo ante el Manchester United fue apoteósico. Suárez no es solo un delantero con gol, tiene regate y visión de juego, participa en todas las jugadas y no es egoísta de cara a portería, y lo mas importante es que hace mejor a sus compañeros. Torres vivía aislado arriba con la esperanza de marcharse en velocidad y enchufar alguna. Suárez es mucho más que eso.
Existía la duda razonable de que Luis no pudiera marcar las diferencias en Inglaterra tal y como había conseguido en Holanda. Ahora ya está visto que su clase no entiende de fronteras. La llegada del uruguayo y la de King Kenny ha devuelto el optimismo a los de Liverpool, y todo ello sin la participación del joven Carroll. Cuando el ex del Newcastle coja la forma y complete la referencia de ataque junto con Suárez y Kuyt, el Liverpool podrá luchar por entrar en los puestos para ir a Europa, algo impensable hace algunos meses.
Lejos de todo el positivismo que se respira en Liverpool, Torres acusa el cambio de equipo. No es capaz de acoplarse al sistema del Chelsea ni a la compañía de otro delantero, ya sea Drogba o Anelka. Lo hemos visto mil veces en la selección española. El niño rinde por debajo de su nivel con otro delantero al lado, puesto que su arma principal es la velocidad y los espacios, y cuanta mas gente esté a su alrededor, mayor visibles son sus carencias. Poca o nada es su participación en el ataque blue hasta este momento, mientras su obsesión por marcar y demostrar que vale lo que pagaron por él, va en aumento.
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