lunes, 7 de noviembre de 2011

Con cara de tontos y con un punto que sabe a poco

Esa es la sensación con la que salieron los sportinguistas de la Romareda. El partido estuvo marcado desde el principio por los errores defensivos de ambos equipos y la suerte que iba y venía del conjunto zaragozano al gijonés con una rapidez pasmosa. Primero la tuvo el Zaragoza al anotar Botía en propia puerta una falta más que discutible. Inmediatamente la suerte pasó al Sporting al hacer que un pase tras jugada perfecta de Miguelito de las Cuevas pasase entre seis piernas mañas y Barral se revolviese para anotar el empate. Algo más tarde, la fortuna volvió a aparecer para los asturianos en un centro de André Castro que golpeó en un contrario y le cayó a las botas de Barral para pillar a contrapié a Roberto. Y finalmente, en el minuto 93 de partido, más vale tarde que nunca pensarían los maños, un jugador rojiblanco no llegó a despejar el balón, otro se resbaló, el esférico llegó a Postiga sin saber como, éste disparó desviado ante la pasividad de Gregory, y Juan Pablo acabó metiéndose el balón en su portería.

El empate no satisface a nadie, y mucho menos a los asturianos, pero tal vez es el resultado más justo. El Zaragoza dominó el esférico y el partido durante toda la segunda parte con los rojiblancos especulando atrás con el objetivo de rematar el encuentro en una contra. No seré yo quien se lo diga a Preciado, pero no hay mejor manera de defender que tener el balón, y eso es exactamente lo que tenía que haber hecho el Sporting, contemporizar el partido. Los gijoneses se dejaron dominar y lo acabaron pagando de la forma mas cruel posible.

No nos queda otra que pensar en el punto sacado fuera de casa, reponerse de la mejor manera que podamos y centrarnos en ganar al Getafe dentro de dos semanas. Será el regreso de Diego Castro y Michel a la que fue su casa, ambos héroes del ascenso de hace cuatro años, y el gallego principal artífice de que sigamos en primera. Ovación. 

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