Es la primera frase que se me vino a la cabeza nada mas saber de la destitución de Jorge Valdano, el único que aún representaba los valores del Madrid de antaño y estabilizaba la entidad blanca ante los golpes de timón de Mourinho. Valdano nunca tuvo una función clara como directivo, no sabíamos si su puesto de director general consistía en ser portavoz del Madrid o ser el escudo personal de Florentino, y muchos le criticaron por ello. Lo cierto es que tuviera la función que tuviera, el Madrid va a echar en falta su mano diestra, su caballerosidad, su idea de fútbol y los valores que representaba, pero quien mas le va a echar en falta va a ser Florentino, sino al tiempo.
Con Valdano fuera, todo el poder deportivo recae en las manos de Mourinho, tal y como él quería. Tendrá poder para hacer y deshacer a su antojo y para fichar o para vender a los jugadores que le de la “Real” gana, pero también se le exigirá mucho mas. Siempre ha comentado que la segunda temporada de sus equipos es la de los triunfos y la consolidación de su proyecto, y todavía se le pedirá mas tras el despido del argentino. Florentino le ha otorgado todo el poder anteponiendo los triunfos y los títulos a su amistad y su fe ciega en Valdano, y no exigirá poco a su técnico como contrapartida.
Florentino Pérez es el que ha perdido más con este despido. Valdano pierde su puesto de trabajo, pero mantiene su carácter, su señorío y su imagen. Mientras, Mourinho gana el poder que solicitaba. Florentino en cambio, pierde tanto una cosa como otra. Su imagen queda tocada tras haber sido incapaz de hacer que la relación entre dos de sus subordinados fuera posible, su señorío no es tal tras haberse cargado al eslabón más débil y que posiblemente sea el que mas razón llevaba, y su poder se ha visto condicionado por Mourinho. Florentino ha vendido su proyecto a la imagen del portugués, y reflotará o se hundirá con él.
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