La expectación en el estadio de Londres era palpable y el foco de atención de todo el mundo estaba fijo en el niño Torres. Ya en el túnel de vestuarios las cámaras buscaban al nuevo 9 “blue” mientras saludaba a algunos de sus ex compañeros, y volvieron a buscarlo en el saludo anterior al inicio del choque. Momento tenso con Gerrard y con Carragher. Ni uno ni otro hicieron el mínimo gesto de reconocimiento hacia el de Fuenlabrada, no así otros reds como Kuyt, Skrtel, Meireles y por supuesto, nuestro Pepe Reina.
Torres apareció mas en pantalla en los cinco minutos previos al partido que en los sesenta y seis que estuvo sobre el campo. Solamente contabilizó dos carreras con peligro, una que acabó con disparo alto sobre la portería de Reina, y otro lanzamiento que fue bloqueado por Carragher. El resto del partido totalmente desaparecido y con actitud apática. Apenas presionó la salida de balón de la defensa del Liverpool y solo se mantuvo a la espera de recibir algún balón aislado, sin participar en el escaso juego de combinación del Chelsea.
Para rematar la faena, el hombre con el que mejor se entendía Torres en el Liverpool, el portugués Raúl Meireles, acabó por estropear del todo la fiesta del español con un gol en el que contó con la inestimable colaboración de Peter Cech. Hay que destacar que el Liverpool fue capaz de ganar en Stamford Bridge con Luis Suárez en el banquillo y con Andy Carrol lesionado, y solo Kuyt como delantero. Por parte del Chelsea, no funcionó el sistema con Torres, Drogba y Anelka como delanteros, y para el próximo partido Ancelotti se verá obligado a sentar a un delantero (Anelka) para dar entrada a otro medio si quiere optar a algo más en la Premier.
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