REAL MADRID – SEVILLA

El encuentro se presentaba como uno de los partidos importantes de la jornada debido a los antecedentes de otras temporadas, pero ya fuera por la cantidad de bajas o la importancia de alguna de ellas, el partido fue el peor de los diez que se disputaron en el fin de semana. El Real Madrid tenía la reválida de generar juego sin Xabi Alonso y el Sevilla superar la mala racha de cuatro partidos sin conocer la victoria. Al final, suspenso rotundo para ambos equipos.

Los primeros minutos fueron para el Madrid, que salió con ganas y generó peligro a base de córners y rápidos contragolpes, pero a partir del minuto 20 el juego se volvió tosco y hubo múltiples interrupciones del juego. Fue a partir de ese momento cuando el Sevilla se encontró más cómodo sobre el terreno de juego. El Madrid no sabía como poner en peligro a Palop y los andaluces aprovechaban las contras para asustar a Casillas con centros peligrosos que fueron despejados en última instancia por Sergio Ramos y Pepe.

El partido poco a poco se fue calentando y el árbitro no era capaz de controlar a los jugadores. Cada acción era protestada y la presión sobre el árbitro crecía, y todavía aumentó más con dos fueras de juego muy dudosos que se pitaron a Ozil y Di Maria.

Los enfrentamientos saltaron del terreno de juego a los banquillos llegando incluso a encararse varios miembros del cuerpo técnico de ambos equipos y jugadores, teniendo como consecuencia el bochorno del descanso. La retirada de ambos equipos produjo una serie de empujones de unos y otros que acabó con el delegado de campo del Madrid por los suelos. Un espectáculo bochornoso para uno de los peores partidos que se ha visto en el Bernabéu.

La segunda parte empezó como terminó el primer tiempo, sin juego por ningún lado. Lass y Khedira eran incapaces de hacer jugar al Madrid, y parecía que su único objetivo era pasar el balón a Cristiano y Di Maria para que se la jugasen contra 4 defensas sevillistas. La presión del medio y de la zaga andaluza consiguieron que Ozil no entrase en juego, el único que daba un poco de criterio al ataque madridista y que buscaba combinar con sus compañeros y no la jugada individual.

El público empezó a murmurar cada vez que se perdía el balón y Mourinho decidió cambiar a Khedira y Benzema (nunca estuvo en el partido) para dar entrada a Pedro León y Granero. Al minuto de hacer el cambio, Carvalho salta con Negredo para disputar un balón y ambos se dan un cabezazo, Clos Gomez considera que fue codazo del portugués y le expulsa. Ese fue el momento en el que el tál Clos Gomez pierde el mando del partido. Después, un claro agarrón de Escudé sobre Granero en el centro del área queda sin castigo, sumándose al cómputo de errores del árbitro.

Entre el desconcierto general, Ozil se hace con la pelota, recorta a 2 jugadores y tira a puerta, saliendo rebotado el esférico y cayendo a los pies de Di María, quien amaga y recorta a Palop y mete el balón entre los tres palos. No es la primera vez que Di María salva el pellejo al Madrid y al equipo de Mou. Nada mas celebrar el gol que daría la victoria al equipo blanco, Mourinho quita a Ozil (recibe tarjeta amarilla por pérdida de tiempo al salir del campo) y mete a Raúl Albiol. A partir de ese momento el partido se acaba.

Lo ocurrido una vez terminado el partido en la rueda de prensa es vergonzoso. Es cierto que el árbitro fue horrible y acabó sacando 9 tarjetas a los jugadores blancos, por solo 3 a los sevillanos, pero salir como un entrenador llorón con un papel diciendo los errores del árbitro no es digno del entrenador del Real Madrid. Mejor sería hablar de las razones por las que el Real Madrid no sabe jugar a fútbol o el porqué no se confía en jugadores como Pedro León y Granero para coger la batuta del juego cuando no puede jugar Xabi Alonso. Menos lloros y mas soluciones.